Responder en redes sociales
Adoro la netiqueta, a ella he dedicado muchos meses de mi vida, investigando* las pautas de conducta recomendables en los entornos digitales.
A diario busco textos que, de forma directa o transversal, abordan cuestiones relacionadas con la cortesía digital. Con algunos estoy de acuerdo, con otros discrepo, incluso me escandalizo, y a otros tantos les aplicaría algún condicionante para su aplicación.
En uno de ellos, he leído una afirmación que propagaría con altavoz, aunque sin llegar a denominarlo “crimen”, término que le dedicó el autor a su falta de aplicación: “olvidarse de responder de manera personal”.
Soy usuaria activa de las redes sociales. Aporto contenidos, participo en debates y contacto con aquellas personas cuyos comentarios me emocionan o aportan conocimiento.
Me encanta reconocer a las personas con las que me relaciono, lo importante que ha sido su consejo, experiencia, máxima o imagen. Las sensaciones que me han producido y lo mucho que agradezco que lo compartan. Reconocimiento que suelo acompañar de una sonrisa enorme o un guiño cómplice.
Me resulta chocante, amén de una falta de gratitud y de interacción, que no respondan, ni siquiera con un sencillo pero lleno de intención emoticono, unas simples gracias, un “me gusta”, un “favorito” o «recomendar», de Facebook, Twitter y LinkedIn respectivamente.
Así que, ya que Internet se ha convertido en el espacio natural de interacción social del siglo XXI para un elevadísimo porcentaje de la población, molestémonos en conocer las recomendaciones sobre normas de comportamiento que favorecen las relaciones interpersonales: la netiqueta.
*Investigación que culminó con una propuesta de normalización plasmada en la tesis doctoral que defendí en la Universidad de Vigo a principios de verano, la primera en lengua española dedicada a esta disciplina.